8 de marzo manifiesto

. jueves, 8 de marzo de 2012
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Un año más llegamos al 8 de marzo en un contexto de crisis económica que pone en jaque los derechos de las mujeres. Un año más en el que miles de mujeres saldremos a las calles a gritar que no estamos dispuestas a retroceder ni un paso atrás en nuestros derechos conquistados, en la defensa de nuestros cuerpos como propios, y en la lucha feminista.
¿Por dónde empezar? Podríamos hablar de lo que supone la Reforma Laboral, y el impacto que la misma tiene sobre la clase trabajadora, sobre la negociación colectiva y sobre la regulación de las relaciones laborales. Podríamos decir que perjudica seriamente los derechos de “conciliación” de la vida personal y profesional, y que, aunque no nos guste, esto afecta principalmente a las mujeres, o que el fomento del tiempo parcial, con la ampliación del mismo a través de la posibilidad de realizar horas extraordinarias, supone precarizar más si cabe la realidad laboral de las mujeres, ya que concentran el 77% de este tipo de contratos. Podríamos decir que el hecho de que hayan retirado las bonificaciones para la reincorporación de mujeres tras la baja de maternidad o la excedencia, supone cerrar la puerta con un cerrojo más a la inclusión laboral de las mujeres.
También podríamos decir que la propuesta de modificación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo supone un ejemplo más de cómo el sistema trata de controlar parte de la fuerza de trabajo de las mujeres, y como es objetivo del capital controlar nuestros cuerpos.  Podríamos decir que estamos hasta el coño de que siempre sean nuestros derechos, de decisión y opción, los primeros en ponerse en la picota. Capitalismo y patriarcado siempre van de la mano, y las últimas propuestas por parte del gobierno son el mejor ejemplo de cómo las transformaciones en uno y otro sistema generan tensiones y cambios en el contrario.
Pero no vamos a perder ni un segundo en decirlo.  Como mujeres que luchamos desde todos los espacios de desarrollo vital, desde un feminismo de clase, tenemos claro que cualquier modificación, aunque lo nuestro nunca sea lo prioritario, no nos hunde, sino que nos hace más fuertes. Más fuertes para afrontar una larga lucha, que llevamos recorriendo años, en la que vamos a poner en el centro nuestras propuestas feministas y de clase, en la que vamos a hablar de qué vida queremos vivir y cómo vamos a hacer para vivirla. Porque el feminismo de clase, anticapitalista, nos da muchas respuestas, por mucho que nos cambien las preguntas.
Porque nuestra propuesta política pasa por reconocer que cualquier intento de salir de la crisis tiene que construirse desde una alternativa real de poder, desde una alternativa con capacidad de poner en marcha un nuevo modelo que nos permita poner la vida en el centro. Y esta alternativa, que desde nuestro punto de vista solo puede nacer de la unión de la clase trabajadora, tiene que ser feminista. Porque no estamos hablando de un segundo nivel de lucha y construcción política, estamos hablando de que el feminismo empape cada eje de trabajo que asumamos en la construcción de un nuevo proceso constituyente, que nos lleve a un nivel de lucha de clases superior, en el que las contradicciones se expresen con la fuerza necesaria.
Porque nuestro trabajo se debe centrar en la construcción de la alternativa de poder, y para ello, el feminismo debe ser una guía permanente de trabajo.
Porque defendemos nuestros derechos, porque los seguiremos defendiendo siempre, y sobre todo, porque construimos desde el feminismo.

Por los derechos de las mujeres
NI UN PASO ATRÁS

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