Hace unos días se hizo
un homenaje al ya histórico camarada Trifón Cañamares, de 102 años
y 78 en el PCE. Como dijo en un tono gracioso: “yo soy el partido”.
El acto comenzó a las
17:00 en la sede de IU Guadalajara en un ambiente de compañerismo y
admiración hacia Trifón. Entre los presentes se encontraban la
Responsable política de la UJCE en Guadalajara Xenia Sánchez-Seco,
el Secretario político de la UJCE en Castilla-La Mancha Marcos
Guerrero y la Secretaria general de la UJCE Anabel Alonso.
El acto, cuyo título
era una vida de lucha, una vida de ejemplo, empezó
con una crítica a los clérigos ya que cuando tenía la edad de ocho
años fue monaguillo y les levaba las carnes más caras como
cordero, ternera, cochinillo... mientras el pueblo pasaba hambre.
Al
comienzo de la Guerra Civil se alistó en el bando Republicano en
frente de la fuente de la tinaja, debajo del Castillo de Jadraque,
además de afiliarse al PCE porque era “el mejor que puede defender
mis intereses” como clase dominada. En Sagunto les dieron armas y
una vez llevados al frente, en una ofensiva para tomar las trincheras
controladas por los fascistas, mataron a su hermano y a él le
hirieron. Después de esto, se fue a Madrid donde hizo maniobras bajo
el Escorial y volvió a Teruel para combatir contra los sublevados
que no aceptaron el régimen democrático de la República en el que
vivían. Fue comisario de la 49 Brigada Mixta y su trabajo era el de
formar a los soldados y preparar las operaciones.
Una
vez terminada la guerra fue juzgado, y como “juicio fascista” que
era, condenado rápidamente a muerte. En la cárcel donde estuvo,
había 14 presos políticos en cada celda penados con la pena capital
y él compartió celda con su padre. Según nos contaba, por la noche
cuando te mandaban vestirte, ya sabías que ibas a morir fusilado.
Por lo que no sabías cuando te iban a mandar vestirte, de ahí que
los años que pasó en la cárcel nunca supo cuando le iba a tocar a
él y su padre. Y al día siuguiente, esos 14 presos matados, eran
repuestos por otros 14.
En
un traslado de cárcel, se encontró con un hermano suyo y ese mismo
día condenaron a muerte a 1500 presos políticos en dicha cárcel.
Además, estuvo en campos de concentración franquistas donde tenían
que explotar una mina para lo alemanes, pero que también ayudaban a
la lucha contra el nazismo sabotenado lo que podían, como por
ejemplo, escondiendo material que iba para los nazis y que así jamás
llegase.
Una
vez salido de la cárcel se fue a su pueblo natal, Jadraque, para
quedarse con su familia. Pero como allí vio que no podía estar,
emigró al Pozo del Tio Raimundo, donde construyo con la ayuda de un
primo suyo y unos amigos, una chabola en los terrenos del padre
Llanos. A este cura, Trifón le entregaba todos los días el Mundo
Obrero y como dijo el Padre: “vine al Pozo para educar y el Pozo me
educó”.
En
un tono irónico, pero realista, Trifó dijo que en la clandestinidad
el PCE se formó porque “el que era comunista estaba organizado”,
de ahí la importancia para la lucha ya que como dijo Lenin hay que
estar organizados para vencer y como dijo Trifón “hay que estar
organizado y si la clase obrera lo estuviera la burguesía comería
papel y nosotros la producción”. Y por eso se afilió al PCE,
porque como he dicho antes, era y es “el mejor que puede defender
mis intereses” y porque “con la lucha se gana todo y sin la lucha
se pierde todo”, por lo que “hay que estar en la lucha y con las
ideas claras”.
Una
vez terminadas las palabras de Trifón, Xenia le dió las gracias por
sus años de lucha y los motivos por los que estaba allí, para poner
su nombre en el Colectivo Sectorial de Obreras de Guadalajara, como
homenaje de la Joven Guardia a una vida de lucha, una vida de
ejemplo.
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