A
lo largo de la historia muchas han sido las victorias de la clase
obrera en materia de derechos. Sin embargo, no nos debemos olvidar de
que esas grandes victorias dependen de un hilo al seguir teniendo el
poder ellos, la clase dominante representada en los mercados. No nos
debemos olvidar que el mundo está dividido en dos clases: la
trabajadora y la capitalista. Y nosotros, por mucho que lo digan y lo
repitan no somos clase media, somos clase trabajadora.
No
nos equivoquemos por mucho que digan que el neoliberalismo es el
futuro, el neoliberalismo es una ideología que sustenta la economía
y la política teniendo unas raíces muy antiguas que siguen iguales.
Sus orígenes se remontan al liberalismo del siglo XVIII donde una
serie de pensadores decían, entre otras muchas cosas, que el
trabajador debe agradecer su opresión a su situación de trabajador.
Esta frase se puede ver en la actualidad representada con la Ley
Mordaza elaborada
por un Gobierno al servicio de los mercados.
Sin embargo, este servicio del Estado a la clase
dominante o capitalista se ha vista en muchas ocasiones. Numerosos
ejemplos tenemos a nuestras espaldas luchadoras que los grandes
medios de comunicación intentan silenciar para fundamentarlo y no
cambiarlo. Uno de ellos es el de las dos reformas laborales, hechas
por dos Presidentes del Gobierno distintos y suponiendo que de
diferente ideología (PPSOE), que lo único que buscaban era una
bajada de los salarios con la que sus amigos los empresarios pudiesen
conseguir más dinero a costa del trabajador y poder mantener su
avaricia inconmensurable, rebajándonos a simples máquinas y
quitándonos el beneficio que nosotros generamos con nuestro trabajo.
Otro de los ejemplos es el rescate a los bancos hecho
con dinero público. Ésta además, es una de las más claras
contradicciones dentro del capitalismo porque los mercados defienden
una economía al margen del Estado, es decir, que el Estado no se
meta en asuntos económicos, pero cuando se encuentran en la
bancarrota tenemos que poner nosotros el dinero para que, según
ellos, la economía no se desplome. Y todo esto mientras los
trabajadores seguimos sufriendo al no ganar con su ganancia, pero si
perder con su pérdida.
Y la crisis que ellos han provocado y que encima les
tenemos que pagar, lo que conlleva es que una parte de la clase
trabajadora sea echada al paro y siendo millones y millones de
trabajadores los cuales no encuentran trabajo, y si lo encuentran,
están destinados a que sean precarios, siendo sus salarios lo
necesario para poder alimentarse. Sumemos le también el
desmantelamiento de la sanidad y la educación: con el despido de
profesionales sanitarios, cierres de plantas y hospitales, con el
recorte de las becas, despido de docentes y recortes del presupuesto
en educación y sanidad, buscando beneficiar a sus amigos que tiene
una empresa de sanidad o de educación privada, cuando estos
servicios son una necesidad, y al ser una necesidad, tienen que ser
públicos y de calidad.
De ahí que afecte a nuestra dignidad como personas que
somos. Esa dignidad que poco a poco nos están robando y poco a poco
nos están convirtiendo en marionetas de un sistema inhumano. Esa
dignidad de la que hablamos es la de poder trabajar justamente, tener
un techo donde dormir y que no nos traten como números, sino como
seres humanos que somos.
Por eso el Primero de mayo es tan importante. El
Primero de mayo tiene que ser la consecución de su final, porque:
Con organización y unidad
La clase obrera solo puede
Vencer
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