El
pasado 2015 se cerró con el escalofriante número de 96 mujeres asesinadas por
violencia de género, los datos oficiales ofrecidos por el Ministerio de Sanidad
hablan de 56. En lo que llevamos de año, 4 días exactamente, las asesinadas
ascienden a 4, aunque 2 de ellas no serán tomadas en cuenta por las cifras
oficiales. Lo que parece un simple baile de cifras es mucho más que eso pues,
quienes entendemos que el problema no está en el interior de las parejas sino
en la sociedad, sabemos que nos matan por ser mujeres.
La
última mujer asesinada, vecina Galápagos (un pueblo de Guadalajara), de 33 años
de edad ha sido el motivo de una concentración que ha tenido lugar en la
capital. Esta concentración ha sido convocada por administraciones públicas (Diputación)
gobernadas por el Partido Popular, partido que puede colocarse la medalla de
ser quien más recortes en igualdad de género ha llevado a cabo. Poco ha
importado la poca asistencia a la misma, los medios de comunicación allí
estaban para promocionar la preocupación de un gobierno que con sus recortes
cierra uno de los años más sangrantes para las mujeres de este país.
«No
son muertes, son asesinatos». Con este cántico tan habitual en las
manifestaciones y concentraciones del movimiento feminista, se quiere
reivindicar el rancio tratamiento que se hace de estas noticias. Queremos
reivindicar que no son casos ni aislados ni naturales, sino la consecuencia más
triste de un sistema que infravalora a las mujeres hasta el punto de observar
impasivo la masacre que año tras años sufrimos. El sistema patriarcal va de la
mano del sistema capitalista, no es de extrañar que las crisis económicas
provocadas por uno muestren la cara más amarga del otro.
Desde
la Unión de Juventudes Comunistas condenamos todas las manifestaciones de la
violencia de género, especialmente las que acaban en asesinatos. Señalamos a un
gobierno que permanece estático frente a este realidad, un gobierno cuyos
recortes han afectado especialmente al colectivo de mujeres dada su previa
situación de desigualdad social. Pero también nos parece importante señalar la
responsabilidad que todas las personas tenemos en la perpetuación de este
sistema. Para evitar esto y para acudir a la auténtica raíz del problema hacen
falta medidas preventivas que comiencen en la educación, señalar que la última
reforma educativa elimina los únicos espacios donde se hablaba de igualdad. No
son casualidades sino decisiones conscientes, cargadas de ideología encaminadas
a reactivar un discurso de mujer como ama de casa que creíamos superado. Mientras el número de mujeres asesinadas
continúa siendo escandaloso incluso si las cifras oficiales fuesen reales. No
queremos olvidarnos de ninguna, ni quitarle importancia pero si ahondar en las
causas para desde ellas poder proponer las alternativas.
Reiteramos
desde la UJCE que condenamos el terrorismo machista y que seguiremos avanzando
en nuestra lucha feminista.
Nos queremos vivas.
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