El PSOE Regional, lidia día a día, contra la credibilidad y la sinceridad. Le ocurrió con el incendio de Guadalajara, le ocurrió con el Estatuto de Castilla La Mancha y le ocurre ahora con CCM y sus promesas. Los ciudadanos, asentimos contentos.
Con la caída de la Caja Castilla La Mancha, no solo han caído los políticos que parasitaban buenos dineros de sus arcas. También ha caído su obra social, su capacidad de inversión para la financiación de proyectos. Eso, jamás podrá recuperarse por medio de la fundación.
Aunque nos lo hayan vendido muy bien, esta fundación - con sus 30 patronos-, ha perdido el negocio financiero que asegura los fondos de su Función Social y que estaba aun en manos públicas a través del modelo de caja.
Por la vía de los hechos, se ha privatizado CCM, se ha cambiado la ley para poder hacerlo y de paso se han gastado mas de 1000 millones de fondos públicos para rescatar lo que unos pocos hundieron utilizando el dinero de todos.
También ha descendido aun mas si cabe la credibilidad de la justicia, de la igualdad de todos los ciudadanos ante ella y de cómo los poderosos y bien relacionados miembros de PP y PSOE pueden pasar de puntillas entre el cieno que a otros consume por cosa de poca importancia.
La percepción resultante entre la ciudadanía ha sido que nadie fue responsable de la ruina de la Caja, ni siquiera tuvo responsabilidad alguna su consejo de Administración ni su presidente.
Como el logo se mantiene, lo que hay tras las bambalinas, suponemos que también. No es así. Y si no, pues tampoco parece preocupar mucho.
En julio del corriente, el Presidente de Castilla La Mancha aseguraba que no habría cierres, despidos ni traumas dentro o fuera de la entidad.
Banco Libertas, dueño de la marca CCM (que antes era de todos) ha anunciado el cierre de 100 oficinas, por encima incluso de las peores previsiones de los sindicatos allá en verano de 2010. Junta de comunidades y Banco Libertas. Donde dije digo…
Según la fabula, a la marioneta de madera que quiso ser niño, le crecía la nariz cada vez que mentía. Nuestros gobernantes tienen más suerte, mienten más, pero saben esconder la nariz.
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